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  >  Asia & Oceanía   >  Viendo nacer a la República de Timor Oriental

En julio de 2002, sólo dos meses después de la declaración formal, que en realidad significó el reconocimiento internacional, de la independencia de este país (hasta 1975 colonia portuguesa, luego ocupada por Indonesia), aterricé en este pequeño y hermoso país medio-insular, como primer representante de la ONG Abogados Sin Fronteras, para abrir y establecer la misión, con el objetivo de acompañar al gobierno nacional y a Naciones Unidas en tanto que administrador temporario de aquella nación, a desarrollar el sistema de justicia, como parte de un conjunto de actores nacionales e internacionales.

Tal vez esta fue la experiencia profesional que más satisfacciones me brindó, entre otras cosas, porque para poder trabajar con los jóvenes abogados timorenses, decidí estudiar y aprender su idioma local, el Tetum, un “créole” salpicado por términos portugueses. Esto, más sumarme a algunas de sus actividades extra como jugar al fútbol los fines de semana con ellos, y ser invitado a algunas celebraciones familiares, me ayudó mucho en términos de acercamiento a su gente.

Asimismo, esta nación, que ocupa la mitad de una isla de por sí pequeña entre el confín de Asia en el pasaje a Oceanía, me pareció definitivamente apasionante a nivel poblacional y paisajístico.

Aquí aprendí a bucear, y los fines de semana organizábamos paseos tanto para conocer nuevos puntos de buceo en un mundo submarino intocado por el hombre producto del aislamiento al que estuvo sometido el lugar, como también para internarnos en los escarpados morros, aislados parajes y aldeas rurales, apreciando los pueblos de origen indonesio provenientes de Asia continental, como también aquellos de origen polinésico provenientes del pacífico, convirtiendo a la República de Timor Oriental en un metling pot regional.

«Eso que hoy parece una locura, mañana será uno de tus mejores recuerdos», Trabajarporlemundo.org

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