Viví y trabajé, en apoyo logístico y admistrativo, en dos bases de la organización humanitaria Acción Contra el Hambre. En una, basada en Matala, nos dedicamos a asistir a niños desnutridos que se alojaban en diferentes campos de desplazados internos producto de la larguísima guerra civil. En la otra, Xangongo, trabajábamos para abrir, reparar o equipar nuevos puntos y pozos de agua, para consumo humano y del ganado, en zonas rurales. Esto me permitía salir en expediciones y pasar días internado en el mato angoleño, codeándonos con tribus muy tradicionales, como las Muhimbas, cuyas mujeres son hermosas y se pintan todo el cuerpo de un ungüento cobrizo.
Hermoso país Angola, con mucha historia colonial, de mestizaje, pero que lamentablemente sufrió una cruenta guerra civil entre 1961 hasta nada menos que 2002. Historia reciente que a su vez está muy ligada a Namibia, país que también pude visitar en aquellos tiempos, antigua colonia alemana, luego protectorado sudafricano y desde 1990 nación independiente.
«Un mar en calma nunca hizo a un marinero experto», Cuarteto de Nos
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