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Mi experiencia profesional.

Mi experiencia profesional, nacional e internacional, se ha desarrollado en diversos contextos humanos, políticos y geográficos, lo cual me brinda una mirada singular, tanto en la reflexión como en la acción. He vivido y trabajado en países de África, Europa, Sudeste de Asia y mi país Argentina

Mis áreas de especialidad laboral son principalmente la organización y planificación estratégica, el desarrollo e implementación de programas que requieren elaboración y cooperación interinstitucional, y el trabajo pragmático, de terreno, orientado al logro de resultados, buscando la optimización de procesos conducentes.

Mi experiencia profesional me habituó a relacionarme y negociar con grupos vulnerables como refugiados de guerra, organizaciones territoriales de base, como con altos funcionarios de los gobiernos, quienes siempre han destacado mi capacidad de diálogo y concertación para el logro de objetivos y resultados compartidos.

Hablo fluidamente el inglés y francés, me manejo bien en portugués. Un principio estratégico proveniente de los Jesuitas, que me agrada practicar es “pensar en grande, pero actuar en pequeño”, haciendo lo que haga falta.

Mi mayor anhelo es poder devolverle a la comunidad, actuando constructivamente, de manera positiva, poniendo a disposición mis saberes para la concreción de resultados que transformen la calidad de vida de las personas y sus sociedades.

Atrás, Barack Obama pronuncia su ultimo discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas, septiembre de 2016.

Mapa de mi geografía laboral.

Mi recorrido laboral.

Principios del 2020 hasta el presente

Principios del 2020 hasta el presente: armado de un sitio web donde publicaré historias, fotos y mapas de viajes, trabajos y experiencias; unos 80 países en los 5 continentes

La pandemia interrumpió proyectos, pero me brindó la posibilidad de proceder a la selección y edición de unas 90mil fotos personales de experiencias de vida y trabajo en unos 80 países de 5 continentes, muchas de ellas en papel. He elaborado mapas de viajes, y me quedan revisar y publicar numerosos relatos e historias de viajes y países.

Ello con el objetivo de divulgar mi experiencia, inspirar a otra gente, sobre todo jóvenes, a concretar la propia aventura de la vida que cada uno quiera llevar adelante.

Julio de 2018 hasta que nos atravesó la cuarentena

El 9 de julio de 2018 regresamos a Buenos Aires, luego de haber vivido y trabajado dos años en Nueva York, pero yendo más atrás, es el “fin” de un proceso de 20 años, en los cuales más de 13 vivimos y viajamos en diferentes países.

Fui y soy consciente que, a partir de la vuelta a Buenos Aires, sea de manera temporaria o no, por ahora en mi vida “se ha cumplido un ciclo”, con una frutilla en el postre como fue vivir dos años en la ciudad que tiene a todo el mundo dentro de ella, como es NYC.

Durante este año y medio en lo que respecta a mi desempeño profesional, me integré al equipo de Isur Consultores en Argentina, y a ellos ayudé a diseñar ciertas iniciativas relacionadas al desarrollo territorial a nivel municipal, con éxito moderado fundamentalmente por los cambios de gobierno a fines de 2019, y luego la irrupción de la pandemia.

Asimismo, desde fines de 2018 comencé a colaborar de manera voluntaria con el equipo de la Fundación Deportistas por la Paz, para el entrenamiento y práctica del rugby y de desarrollo de habilidades actitudinales positivas para la vida, con jóvenes adultos privados de libertad en unidades penitenciarias de los complejos de Campana, Olmos, M. Romero y F. Varela del Servicio Penitenciario Bonaerense.

Por otro lado, también me sumé a colaborar como entrenador en mi club de rugby, el Club Ciudad de Buenos Aires, e hice el curso de entrenador de rugby infantil, para dar (y recibir) una mano en las actividades que se organizan en el rugby del club.

La vuelta a Argentina a mediados de 2018 también implicó, de manera más general y aparte del impacto familiar, emocional y simbólico después de tantos años de trajín en el exterior, una serie de actividades tales como la reinstalación en nuestra casa, la recepción de todos nuestros enseres que llegaron por barco algunos meses después y que tomó un buen tiempo ir acomodando, mientras nos desembarazábamos de cosas que ya no necesitábamos, más una serie de arreglos que nuestra casa necesitaba.

Nuestros hijos comenzaron inmediatamente a prepararse a dar examen para entrar a un colegio secundario, mientras cursaban la segunda mitad de su último año de primaria, al tiempo que mi esposa se puso rápidamente a trabajar.

Para mi resultó clave en este período entender donde debo poner la energía, entender los momentos que individual y colectivamente estamos viviendo, para tratar de acompañar, sincronizando constructivamente.

Tratando de alinear lo que debo, lo que quiero, y lo que puedo hacer.

Sede de la Organización de las Naciones Unidas, Nueva York, 2016 a 2018

www.peacekeeping.un.org

Llegué a Nueva York para servir en Naciones Unidas con la actitud de contribuir, y disfrutar al máximo, de una posibilidad única que me estaba ofreciendo la vida.

Me desempeñé durante dos años en la Sección Apoyo a la Justicia y Administración Penitenciaria, del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de Paz de la ONU.

Mi función en tanto que desk officer, fue encargarme de proveer análisis estratégico, apoyo y seguimiento a las diferentes oficinas encargadas de la sección Justicia en las misiones de Haití, República Democrática del Congo, y Malí.

También actué como oficial de enlace entre las diferentes embajadas de estados miembros involucrados en aquellas misiones, y ante otras oficinas de ONU y otras organizaciones exponiendo en reuniones y presentaciones, elaborando documentos, posiciones estratégicas, talking points, participando en la negociación y redacción de memorandos de entendimiento y en ejercicios de evaluación y monitoreo de misiones y programas específicos en la temática de la consolidación del Estado de Derecho (Rule of Law).

Misión de Mantenimiento de Paz de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo

www.monusco.unmissions.org

En este intenso, picante y querible país trabajé durante más de cinco años, entre 2010 y 2015.

Me desempeñé en tanto que encargado de asuntos judiciales y de la planificación de la sección, como parte de un equipo cuyo objetivo era contribuir al fortalecimiento del sistema de justicia del Congo, a través de la implementación de diferentes tipos de proyectos.

Trabajé los primeros tres años en la capital, Kinshasa, y los últimos dos en el este del país, en las ciudades de Goma y Uvira, en la frontera con Ruanda y Burundi respectivamente. Una zona muy volátil en términos de seguridad, como para mantener la adrenalina alta y no perder tiempo en aburrirse.

En Kinshasa y Goma, actué como oficial de enlace en cuanto a todo el proceso de planificación de la Sección Justicia y Administración Penitenciaria, incluyendo aspectos de data collection, monitoreo, y asesoramiento tanto a la dirección de la misión, como a la oficina de planeamiento. La sección comprendía la oficina principal y nueve oficinas de terreno, compuestas en total por más de setenta profesionales de la justicia, fuerzas armadas y penitenciarias diversos países, en un contexto complejo.

Proveí apoyo estratégico y programático para la elaboración del programa conjunto de apoyo a la justicia, contribuyendo a construir consensos y acuerdos entre diferentes agencias de Naciones Unidas, más gobierno nacional, y provinciales.

En la base de Uvira ejercí funciones programáticas judiciales atinentes a mi sección, que incluían también visitas a establecimientos penitenciarios y trabajo conjunto con las autoridades locales.

Asimismo, en tanto que segundo funcionario con mayor jerarquía de la base, asumí en ocasiones la jefatura, compuesta por más de ciento cincuenta personas, más las tareas relacionadas a los contingentes militares internacionales estacionados en la zona. Esto incluyó interacción con el gobierno local y sociedad civil, en contextos muchas veces tensos, que requerían prudencia y consultas para tomar las mejores decisiones posibles, dadas las limitaciones.

También fui parte de equipos de monitoreo conjuntos formados por elementos de la policía de Naciones Unidas, Derechos Humanos, Asuntos Civiles, y Desmovilización de excombatientes, cuyo objetivo era visitar áreas reculadas para fortalecer la protección de civiles en zonas de conflicto armado.

También he contribuido a la implementación de un número importante de proyectos de impacto rápido, respondiendo a las necesidades de diferentes comunidades locales.

Director de Prevención Social de la Violencia, Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires

En esta función, entre el 2008 al 2010, estuve a cargo de la implementación de proyectos cuyo objetivo era contribuir a la prevención del delito, desde un abordaje de políticas de seguridad denominadas “blandas”, actuando conjuntamente con las comunidades. Esto proyectos se implementaban a través de organizaciones locales, en áreas como la formación en oficios, la reparación de pequeñas infraestructuras con fines de contención social, o el mejoramiento, ordenamiento e iluminación de lugares públicos sensibles a la comisión de actividades ilícitas.

También participé del equipo ministerial para la elaboración de un programa de inversión en toda una serie de políticas de prevención del delito, con el BID.

Coordinaba los equipos técnicos de terreno, con quienes concurríamos a conocer de primera mano las demandas puntuales de las poblaciones más desfavorecidas de la provincia, sobre todo en el conurbano bonaerense.

Director Nacional en Argentina de la ONG SOS Kinderdorf International

www.aldeasinfatiles.org.ar

En tanto que autoridad ejecutiva en Argentina, fui el encargado, entre 2004 a 2007, de todo el management estratégico y el seguimiento operativo, en el diseño de planes y presupuestos, supervisión de gestiones de recursos humanos, y también en la implementación de estrategias de recaudación de fondos.

Esta ONG internacional se dedica a proveer vivienda y cuidados a niños, niñas y jóvenes que por diferentes razones están impedidos de vivir con sus familias de origen.

La estructura estaba compuesta por una oficina nacional, una de recaudación de fondos, quince proyectos en cuatro localidades del interior del país, dos jardines de infantes, una escuela primaria y una secundaria, muchas veces con relación a niños y jóvenes en conflicto con la ley.

Oficial de proyectos de la ONG internacional Abogados Sin Fronteras en la República de Timor Oriental, sudeste de Asia

www.asf.be

Esta es tal vez la experiencia de trabajo de la cual guardo el mejor recuerdo profesional. Primero por el contexto en el cual arribé al país, tan sólo dos meses después de haber declarado su independencia (que en rigor fue su reconocimiento internacional). Aquí vivimos entre los años 2002 a 2004.

Luego de la firma del contrato de financiamiento en Bruselas, fui el primer expatriado de la organización en desembarcar en Timor, y por ello, tuve que cumplir toda una diversa gama de funciones, que es algo que me agrada. Desde entablar las relaciones y negociaciones para la firma de nuestro convenio con el gobierno de Timor para poder trabajar, pasando por alquilar la oficina para la organización, como también la casa donde íbamos a residir los cuatro expatriados que estaba previsto contratar (terminamos siendo un indio de jefe, una portuguesa, una francesa, y yo, un argentino, más los otros empleados nacionales timorenses), ocupándome de las gestiones administrativas y financieras.

Tal vez el aspecto más desafiante y gratificante de mi trabajo aquí, fue el de la constitución formal de la Asociación de Abogados de Timor, lo que vendría a ser el equivalente del colegio de abogados. Debí hacer un trabajo de hormiga de relacionamiento y construcción de confianza con los letrados, y para ello aprendí a hablar su idioma, el Tetum, que es un créole del tetum terik con portugués, idioma de la colonización. Esta actividad también requirió el estudio comparativo de diferentes instrumentos legales similares de diversos países, afines con Timor, mucho relacionamiento institucional, organización de talleres y debates para avanzar en la redacción de este, y otros, proyectos de leyes. En el año 2003 celebramos la asamblea constituyente de la organización. (quien lo desee puede googlear “Asociasaun Advogado Timor Lorosae para mayor información).

Logístico y administrador, en Angola, para la ONG internacional Acción Contra El Hambre

En los años 2000 y 2001 trabajé en el sur de Angola, en una población llamada Xangongo, una localidad relativamente aislada, semi urbana y prácticamente sin servicios, en la provincia de Cunene.

Era un medio bien desafiante, en la base teníamos un equipamiento vetusto, que se descomponía o directamente estaba inutilizable por falta de piezas de recambio.

Sin embargo el trabajo era muy interesante. Con un ingeniero hidráulico francés que aseguraba la parte técnica, y que en ese tiempo se transformó en algo así como un hermano, nos dedicábamos a organizar equipos de trabajo, con quienes nos encargábamos de reparar, mantener o abrir nuevos pozos de agua que servían para consumo humano o del ganado.

Esto implicaba frecuentes visitas al mato, ya que las reparaciones se efectuaban en zonas que ni siquiera estaban bien mapeadas, en tiempos donde la internet sólo existía a través de complejos y aparatosos teléfonos satelitales. Pero nosotros contábamos con los choferes lugareños, que conocían la ubicación hasta del último árbol.

Encargado de proyectos en la localidad de Guéckédou, Guinea, ONG Acción Contra El Hambre y GTZ (vieja sigla de la agencia de cooperación alemana)

A principios del año 1999, luego de haber viajado un año por América del Sur, Europa y África, con mi esposa nos decidimos a revolver cielo y tierra hasta para poder tener la experiencia de trabajo y de vida que tanto deseábamos: la de trabajar en asistencia humanitaria internacional.

Llegamos a Guinea por tierra desde Senegal, como digo ya cansados porque hacía un año que estábamos itinerando, y luego de golpear todas las puertas y entrevistarnos con todas las personas que pudimos durante un mes y medio, finalmente se nos hizo el sueño realidad y tanto ella como yo comenzamos a trabajar en diferentes proyectos de este tipo, hasta fines de aquel año.

A mi me pagaban poco dinero en francos guineanos, pero vaya si estábamos felices por haber logrado entrar a conocer ese nuevo mundo para nosotros.

A mi me tocaba asistir frecuentemente a los campos de refugiados, de población mayoría sierraleonesa, pero también liberiana, que habían huido de terribles guerras en sus países, limítrofes de Guinea, para participar en la distribución de comida que se efectuaba en aquellos campos, y que implicaba una fuerte coordinación de distintas agencias humanitarias con Naciones Unidas, ya que la población refugiada se ubicaba en distintos campos, a los largo de varios kilómetros de frontera y en el interior también, unida por caminos en condiciones, diríamos, inimaginables para quien no está acostumbrado.

También participé en un programa que consistía en apoyar la realización de trabajos comunitarios en los campos efectuados por asociaciones de campesinos, o de formación en oficios, que a cambio de sus trabajos se les entregaban bolsas de comida, con lo cual se facilitaba la promoción de trabajos de interés comunitario que las poblaciones pedían.

Este fue mi primer trabajo humanitario, que me ayudó a cambiar mi rumbo profesional, y de vida, de manera definitiva.

Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal número 1 de, en ese entonces, la Capital Federal

Desde 1991 a 1998

En mis 20 años, y luego de haber ayudado a mi padre en su trabajo los años anteriores, en 1991 me decidí a buscar un trabajo relacionado a la ley, que era lo que había elegido estudiar.

Así es que hasta entrado el año 1992 me desempeñé como “empleado meritorio”, que es aquel que trabaja gratis en tribunales, primero en juzgados de familia, y luego en el fuero penal federal.

Eso fue así hasta que conseguí el nombramiento en el juzgado. Allí producto del mérito propio, más otras circunstancias, hice una buena carrera, creciendo en mis responsabilidades, que eran las de instruir causas penales de jurisdicción federal. Tanto fue así que hasta llegué a ser “el hombre causa” en un par de oportunidades (se le llama así cariñosamente al que tiene la causa más importante, en un momento determinado).

Pedí licencia sin goce de sueldo en tribunales poco antes de cumplir 28 años, y un año después renuncié, desde Guéckédou, Guinea, antes de empezar a trabajar en el “mundo humanitario”.