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  >  Américas   >  Mundial de Brasil, octavos de final en la playa

Vimos la oportunidad, pasajes accesibles, fácil reserva de hotel, y con mi cuñado nos mandamos cuatro días a disfrutar, no en el estadio, sino desde la playa y a través de la pantalla gigante instalada en Copacabana, los cuatro partidos de los octavos de final de la copa del mundo de fútbol, en medio de esa fiesta de nacionalidades y gentes, en esa inigualable ciudad.

Sinceramente, tengo imágenes borrosas de aquel viaje relámpago, pero sí me acuerdo que tuve que acudir al consulado argentino, porque la noche anterior viendo Holanda – Méjico, me habían hurtado mi riñonera con teléfono, documentos, y máquina de fotos, en la playa, producto de mi descuido.

Al día siguiente me compré una nueva cámara de bolsillo (cámaras en celulares todavía no estaba tan desarrolladas), nos fuimos a disfrutar la playa y a cantar “Brasil decime qué se siente” con los argentinos con quienes nos fuimos amontonando a lo largo del día, hasta que empezó Argentina versus Suiza, un partido para cortar clavos.

El partido iba cero a cero, seguía el tenso cero a cero, hasta que la clava Di María y gol. Entonces ahí abajo en la playa explotamos en gritos insaciables, abrazos de a muchos entre desconocidos, llantos, risas, y varios rodamos en el piso, llenándonos de arena.

Seguimos riendo, comentando, otra vez sufriendo cuando casi nos empatan, se me ocurre meterme la mano en el bolsillo, y siento que mi nueva cámara de fotos estaba llena de arena, arruinada. En dos días, dos cámaras perdidas.

Mientras esta Babilonia tenía lugar, en Buenos Aires, a mi esposa le dio un ataque de malaria (o paludismo, resabio de nuestros años en África) y terminó internada en un hospital, asistida por mi padres (Santos Padres).

Y así cerré un fin de semana un poco agitado.

Viajar es una interminable sucesión de primeras veces. Unviajealamedida.com

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